Izquierda Ilustrada [sí, cómo no]
Sigue creciendo la ola de los crossovers de la intelectualidad. Primero apenas conocidos como escritores amateur, luego acuñados como intelectuales y finalmente percibidos como politólogos consagrados. Ahora, es suficiente ser un rockstar de la prosa para opinar sobre política y democracia, en detrimento de los verdaderos teóricos y filósofos en la materia [Dahl, Lijpart, Popper, Weber, Almond, Sartori, Derrida, etc.].
Ante esto, no hay garantía mayor de éxito que apedrear la democracia. Sí, la democracia que permite que los señores puedan escribir y no terminen en los tentáculos de algún despiadado gulag. Y aún más, maldecir a la nación que vio nacer la forma más pura de democracia más republicanismo.
Ayer, el narrador José Saramago asistió como ponente a la Cátedra Alfonso Reyes del ITESM, exponiendo una crítica pasional sobre el abrumador engaño de la democracia. Disfrazando sus paraargumentos con alegorías irreverentes, pretenciosos trabalenguas en portoñol y construcciones infradialécticas, alcanza la conclusión de que no tenemos democracia.
Es así como Saramago [que seguramente irá a la FIL de Guadalajara a también vomitar ciencia], levanta altamente la voz en contra de la democracia pero asilencia cualquier alternativa coherente. Y cada vez son más: Gabo García Márquez, Carlos Monsiváis, Susan Sontag, Elena Poniatowsa, Luisa Valenzuela, Isabel Allende, José Emilio Pacheco, Mario Benedetti, entre otros. Frente a esta moda, quedan preponderante dos notabilísimas excepciones: el peruano Mario Vargas Llosa y mexicano Jorge Volpi, a quienes desde Los Dardanelos Inc. envíamos un cálido abrazo.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home