domingo, marzo 05, 2006

Girls Gone Wild


Alláaaaaaaaaaaa vaaaaaaaaaan...

Como cada año, se anuncia con terror la llegada y consecuente invasión de los springbreakers. No recuerdo exactamente desde cuándo se hace tanto alarde en televisión primetime, pero si no me falla la memoria, la primera vez que se me hizo saber de la existencia de estas langostas fue en el noticiero nocturno de Guillermo Ortega en red nacional. No obstante, la recurrencia del fenómeno y la correspondiente paranoia de los mexicanos me trae una serie de carcajadas que me hacen difícil escapar al delirio: bienvenidos sean los springbreakers.
Sea Cancún, Acapulco, Vallarta, Cabo o Ixtapa, siempre se habla de la inconformidad de los vecinos respecto al éxodo adolescente, pero en realidad a quién jodidos le importa la opinión de los nativos. Acá en el gabacho {no oculto mi repulsión hacia este concepto} se les suplica a los inquietos estudiantes que no dejen de ir a Cancún, pues se necesitan sus dólares para terminar la reconstrucción tras Wilma {inclusive se les vende la idea de que el infame huracán también damnificó el orden legal y law enforcement local}.
También se enfatiza el rechazo de algunos hoteles GT para hospedar a esa bola de ávidos y rampantes depredadores: mis polainas. La difusión que la SECTUR mexicana en conjunto con la industria del charter han impreso en los medios masivos de comunicación estadounidense me parece absurdamente desorbitante, incluyendo el cabildeo {léase, payola} para que aquellos críticos "serios" del negocio del turismo recomienden bajo palabra la loabilidad de pasar una buena vacación en las playas mexicanas, como por ejemplo el conteo de los 10 Hot Spots for Spring Break de MSNBC.
Pero bueno, estando tan lejos de estos focos de promiscuidad gratuita y ebriedad completa, no queda más que observar con pasividad y ser partícipes de la llegada de esta moderna hojarasca.

1 Comments:

At 8:01:00 a.m., Blogger José Luis Leyva said...

Es interesante cómo la laxitud del law enforcement se vuelve un atractivo turístico. Recuerdo que un amigo -del que omito su nombre- sugería siempre ir de viaje a Real de Catorce con el argumento de "se puede orinar en las calles sin ningún problema...está con madre."

 

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