domingo, julio 30, 2006

Carlo, el Cínico

Hablar de Carlo Rossi es recordar el vino más barato para preparar los calimochos más rendidores de la vida estudiantil. Esta marca incluye miles de acres en California dedicados a crecer la vid, requiriendo asimismo cientos y cientos de manos morenas de esas que jamás han sostenido un pasaporte. En el cerebro del corporativo, donde se cocina el mercadeo, han decidido avalanzarse sobre el sector juvenil, involucrándose en dos canales diferentes pero complementarios: por un lado tenemos que la publicidad chusca en eventos masivos es efectiva, aunque sea denigrando a tus mismos empleados (la imagen superior es un ejemplo); por el otro, la imagen inferior ilustra la campaña para convocar a los no-científicos para que diseñen muebles con una única condición: utilizar los garrafones de cuatro litros tan característicos de la marca.
Yo recomiendo los vinos producidos en el estado de Washington, cuyo sazón lo ponen manos mexicanas honestas y trabajadoras, pero sobre todo, respetadas y procuradas por quienes las emplean. En específico, marcas como Columbia Crest o Chateau Ste. Michelle.

2 Comments:

At 5:34:00 p.m., Blogger Rodrigo said...

A los innovadores diseñadores deberá pedírseles incluyan algún dispositivo para las desagradables incontinencias ´del siguiente día´ propias de la ingesta del terrible fermento de uva.

 
At 4:15:00 p.m., Blogger pajaro said...

Luego es culpa de los italianos si otros pueblos son unos adictos al tinto. Un clasico. Por cierto no me llamo Rossi.

 

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